jueves, 10 de enero de 2008

LA FRASE DE LA SEMANA.

SI ALGO URGE, DEMUÉSTRALES FEHACIENTEMENTE QUE ESTÁN EQUIVOCADOS

En las burocracias todo urge y nada se termina a tiempo conforme a la visión de quien espera los resultados del trabajo. Como diría un jefe que tuve: aquí tienes que trabajar con los recursos que hay y en el tiempo que te dejan.

El trabajo fluye como en aquel experimento de física de vasos comunicantes. Se llena la primera charola de la primera estación de trabajo y la segunda alcanza el mismo nivel y así, sucesivamente, hasta que toda la oficina se llena de papeles.

No cabe duda que las charolas son elementos esenciales de todo escritorio burocrático; en un principio han de haber sido muy sencillas y servían más o menos para ordenar los papeles. Luego les pusieron otro piso y en algunos casos otro más, con lo que lograron complicar el sistema.

A mí me parece que los Contadores tuvieron algo que ver con este invento y sus complicaciones, pues se trata de que se maneje un orden de primeras entradas, primeras salidas, como en los almacenes y también de cumplir con la partida doble: cargos en la charola izquierda, abonos o descargos en la derecha y que todo “cuadre”.

Pero luego se puso la charola de “urgentes” y otra “para archivar” y en algunos casos otra más para “turnar” o endosarle la bronca a alguien más, así que se complicó el sistema y empezaron a quedarse asuntos que nunca se veían pues pasaban de la charola de urgentes, a la de turnos y ya turnados regresaban con alguna anotación a la de entrada, pero hasta abajo, así que perdían la oportunidad de ser atendidos mientras ascendían en el fajo de papeles hasta donde alguien pudiera darse cuenta.

Otra teoría posible respecto al manejo de las charolas podría ser que se derivaron del juego ese de acitrón de un fandango, sango sango sabaré… ,por la habilidad que se requiere para pasar papeles de una charola a la otra sin hacerles nada y sin ningún objeto.

Ahora ya casi no vemos charolas en los escritorios, salvo quizá en los de las secretarias, que ya prácticamente tampoco existen.

Hoy usamos la computadora con programas de “work flow”. Pasa lo mismo que con las charolas, pero más rápido, porque se tienen que absorber los nuevos trámites que se inventan cada año.

Ha sido necesario también crear sistemas de control de correspondencia, de control de gestión, de control del control y pronto se creará un “data mart” sobre todos los indicadores de control de los controles que ya se tenían, pues pudiera suceder que se requiera para la información estratégica de los “war rooms”.

Como la ven que en 2002 el gobierno federal tenía registrados 1793 trámites y servicios federales y para noviembre de 2007, nada más ni nada menos que 3387. Vamos mejorando.

Y no quiero mencionar los trámites que inventan los gobiernos estatales y municipales, donde deben existir cualquier cantidad de procesos con altísimos riesgos de operación y también de corrupción, por supuesto.

A esto hay que agregar que ahora se tendrá la obligación de almacenar los correos electrónicos, pues se vuelven “documentos oficiales” así que las bandejas de entrada y de salida, los correos enviados, los elementos eliminados y las carpetas personales tendrán que pasarse a un almacén central que tendrá que incrementar su capacidad a muchos terabytes, sólo por si alguien pregunta algo sobre lo que no tiene ni la menor idea.

Parkinson decía que si la flota marítima de Inglaterra desapareciera de repente, de todas formas el Almirantazgo Inglés seguiría laborando por más de un año, sólo con el papeleo.

Aquí, por ejemplo, el reparto agrario terminó hace muchísimos años, la reforma agraria también y sigue funcionando la Secretaría respectiva. Claro que ya no hace exactamente lo mismo que antes, ahora está peor, la burocracia también se mimetiza y encuentra finalmente remansos donde permanecer.

Por cierto, hace poco cuestionaron a un triste personaje que ¿trabajó? aparentemente de subsecretario ahí, pues lo estaban investigando porque “se detectó que había pagado un curso de capacitación para 400 personas a una empresa que se dedica a rentar... ¡aeronaves!”…( Columna Templo Mayor , 13/12/07)

La prensa cuestionó a este personaje, quien contestó:

"No tengo nada que ver con esos recursos, como subsecretario pasas todos los temas a un comité que depende de una dirección general, que a su vez los pone a consideración de otro comité y de un Oficial Mayor de la Secretaría. "Ahí se aprueban los cheques para ejercer los recursos, en mi caso nunca tuve nada que ver con esos recursos, y acusarme es desconocer cómo funciona la administración federal". (Columna Templo Mayor , 13/12/07)

¡Y todavía reclamó este señor!…

¿Qué tal la burocracia eh? ¿Y la ignorancia? ¿Pues como se coló esta persona a puesto tan alto? Yo ya tengo algunas teorías sobre esto último, quizá los lectores también, pero luego las platicaremos.

Toda esta complejidad de procedimientos, trámites y normas inventadas suele favorecer la corrupción, pero ese también es un tema que abordaremos en otra ocasión.

Vean algunos de los asuntos urgentes del pasado: Ferrocarriles Nacionales se privatizó (¿o se destruyó?) por allá en 1996, hoy prácticamente ya desapareció el ferrocarril como medio de transporte de personas y más o menos ha sobrevivido el de carga, existen muchos cambios, parece, pero el gobierno sigue sin poder liquidar a la paraestatal correspondiente.

Almacenes Nacionales de Depósito por el estilo, igual que varios bancos. Por ahí siguen liquidando al Banrural, al BNCI, a varios fideicomisos.

Caray, si algo urgía, como nos dijeron que era el caso de todo esto, para que nos tienen que restregar que estábamos equivocados creyendo que hablaban en serio.

Bajo este principio burocrático, más vale esperar a que se terminen de hacer las cosas normalmente, así, con calma, pues heurísticamente es más rápido que urgirlos a que terminen algo, por eso es que propugnamos porque desaparezcan los bomberazos, de nada sirven porque si bien todo se termina más rápido, generalmente hay que hacerlo otra u otras veces.

Más vale paso que dure y no trote que canse, suelen decir...

En una oficina que tuve hace muchos años coloqué un letrero que decía. “¿Cómo es posible que nunca haya tiempo para hacer las cosas bien hechas y siempre hay el necesario para hacerlas dos veces? Y me quedé corto, pues hubieron ocasiones en que las cosas se hicieron 5 o 6 veces antes de que quedaran al gusto de los jefes.

Estaba en alguna ocasión llamándole la atención a un subordinado sobre su lentitud con algunos asuntos; algo molesto me comento “Si me tardo dos horas o dos días, me pagan lo mismo, si lo hago rápido me dan más asuntos que a los demás que se la pasan flojeando, así que prefiero terminarlo en dos días”. Jamás le pude tener confianza y la verdad supongo que siguió ahí, en lo mismo, durante muchos años.

El decía que su experiencia era muy vasta pero no, no tenía una experiencia rica.

Recuerden que no es lo mismo tener 20 años de experiencia, que un año repetido 20 veces.

Si urge, convéncete, no saldrá rápido. ¿OK? Nomás por “contreras”

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