sábado, 29 de marzo de 2008

EL LENGUAJE FLORIDO DE LA BUROCRACIA.

Lo primero que aprende un burócrata es a no usar un lenguaje directo.

En un símil con la geometría, en términos de lenguaje, la línea recta no es la menor distancia entre dos puntos. Un mensaje directo puede ofender, puede herir susceptibilidades, así que se substituye por formas protocolarias de lenguaje burocrático comúnmente aceptadas, que finalmente dan resultados lentos y tortuosos.

Así, en lugar de escribir a un funcionario simplemente “Le solicito tal o cual cosa…Atentamente…”, o si estamos en un “chat” algo así como “X mdio d ste qro q …”, se utilizan formas como la siguiente:

“Por medio del presente oficio, me permito distraer su fina atención a efecto de solicitarle de la manera más atenta y si para ello no existe inconveniente, gire usted sus apreciables instrucciones a quien o quienes corresponda o considere convenientes, a efecto de…

Sin otro particular reitero a usted las seguridades de mi más alta y distinguida consideración…

Atentamente…”

Las respuestas no son menos complicadas:

“Me refiero a su oficio número sss-xxxxx-1000/2008 del xx de febrero, recibido en esta el xx de marzo del presente año, donde amablemente nos solicita que… (Aquí se inserta todo el oficio recibido, salvo la despedida y el “Atentamente” claro).

Sobre el particular, me permito informarle que he girado las instrucciones pertinentes al departamento XXXX (o al C. Fulanito de tal, Director xxx de yyy, etc, etc.) a efecto de que atienda su petición a la mayor brevedad. No olvido manifestarle el interés de esta oficina de mi cargo para coadyuvar eficientemente en el logro de los objetivos de la ciudadanía, bla, bla, bla, bla…

Sin otro particular, le retiro la seguridad de mi más alta y distinguida consideración… Atentamente…”

Un queridísimo amigo decía hace muchos años que el que escribe es el que toma las decisiones, refiriéndose a quien prepara la información que finalmente es utilizada por las jerarquías en sus comunicaciones y discursos y, desde luego, para tomar sus decisiones.

Hoy día esto es un poco más complicado. Importa más el “spot” publicitario, la foto, la crónica pagada, que la comunicación honesta que nos mereceríamos todos los ciudadanos. Y quienes hacen los discursos para decir los rollos del momento a través de algún alto funcionario, cada vez están peor preparados.

Véase si no estas frases de un discurso reciente del Director General de Pemex, con motivo de la celebración del 70 aniversario de la expropiación petrolera:

“En paralelo, PEMEX fue y sigue siendo sujeto a más y más regulaciones, propias de las entidades públicas en México pero inadecuadas para una empresa petrolera nacional en el mundo contemporáneo”. (¿Y cuándo las va a cambiar o por qué no se han cambiado?)

“El modelo de regulación y gestión resultante es totalmente obsoleto”. (IDEM)

“Por eso, Petróleos Mexicanos vive una situación por demás difícil, que le plantea una encrucijada; seguir sujeto a ese cúmulo de reglas, controles burocráticos y limitaciones a su operación, que lo condenaría a un deterioro operativo y financiero ininterrumpido; o luchar para que se elimine esa camisa de fuerza que inhibe su crecimiento, a fin de que el país deje de seguir perdiendo valiosas oportunidades en materia de hidrocarburos”. (Esto medio sonó a Hamlet: “ser o no ser, he ahí el dilema, que es más importante para el espíritu: sufrir los golpes y dardos de la insultante fortuna o, volviéndose contra un piélago de calamidades, acabar con ellas. Morir, dormir. ¿No más?…”)

“Por eso, quienes realmente deseamos un PEMEX, fuerte para beneficio de México, debemos promover una revisión de su situación, sin ambages e impulsar cambios que le permitan modernizarse”. (Estimado director general ¿qué no tiene autoridad para hacerlos, con quien los quiere promover? Y la neta, si realmente desea un Pemex fuerte, ¿porqué buscamos dejarlo a merced de las grandes transnacionales, más de lo que ya está por no haber desarrollado tecnología propia?)

“Sólo así la empresa podrá resolver con éxito los nuevos retos que le plantean el México de hoy, el entorno actual de los mercados petroleros internacionales y el futuro de ambos”. (¿Sólo Así?, ¿pues desde cuando estamos preparando capital humano a la altura de esas circunstancias, o es que vienen de afuera, “nos ayudan” y se van?)

“Durante 70 años, Petróleos Mexicanos ha sido la empresa pública emblemática de México, la más grande, la que más aporta al erario público; pilar de la balanza de pagos del país y motor para la planta productiva nacional”.(¿con todo y lo malo?, entonces no esta tan fregada pues, ¿quien le entiende?)

“De ahí que la mayoría de los mexicanos reconozcan la necesidad y la urgencia de realizar diversos cambios para fortalecer a PEMEX, su empresa petrolera nacional. (¿De verdad?, ¿como a cuantos les interesará Pemex o “los cambios en Pemex”?, ¿serán más que los que, de diferente forma, recuerdan a Pemex por los desvíos multimillonarios y los negocios de las élites políticas y empresariales?)

“Por lo anterior, hoy conmemoramos esta fecha con orgullo (o sea que está de la fregada aunque…) y a la vez con preocupación, pero también con esperanza; orgullo por lo que se ha avanzado, preocupación por los rezagos acumulados y por los retos en lo que falta por andar, y esperanza por el respaldo de los mexicanos para renovar y fortalecer a PEMEX bajo el liderazgo del Presidente Felipe Calderón.” (Así, evocando a Lope de Vega diría el poeta:

"En fin, señora, me veo
sin mí, sin vos y sin dios:
Sin dios, por lo que os deseo;
sin mí, porque estoy sin vos;
sin vos, porque no os poseo”…)

Si tomáramos el programa de lenguaje ciudadano del Gobierno, deberíamos comenzar con los discursos, ¿no creen?, claro que sin caer hasta al fondo. El otro día escuché a dos jóvenes que trataban de comentar este rollo del petróleo y más o menos dijeron:

“No manches wey, ya viste que tenemos un buen de gas en el océano y que pa´ sacarlo tienen que vender a Pemex. Te sacas tú wey, me cae que no entendiste nada, güey, no, mira wey, para que el güey güey saque al buey de la barranca, necesitan un chingo de billete y, ps´ solo los gringos, o no wey, parece que estas juey caray.

Y los brasileños que,wey,…le contestó.

Y la selección del resto del mundo, sácate que…, concluyó la plática.

Por cierto, comentando sobre este programa de lenguaje ciudadano, encontré en su página este "buen ejemplo" de claridad, sintaxis puntuación y construcción gramatical:
El nombre de las cosas - 2007/05/23 03:49 Hay palabras que se usan de modo inapropiado de manera contumaz hasta que se arraigan. Contrariamente a lo que se cree a veces, este uso particular no mejora la comunicación: si un lector no entiende un vocablo, lo lógico es que consulte el diccionario, y no resolverá su duda si allí no encuentra un significado concordante con el sentido de lo que leyó. (¡EXACTO!)

El pensamiento circular y el uso indiscriminado de pleonasmos están siempre presentes en los escritos y discursos burocráticos. Es fácil caer en perogrulladas y bueno, hasta en la presentación del manual de lenguaje ciudadano, siguiendo aquello de “En casa del jabonero el que no cae resbala”…

Se lee: “Todos los ciudadanos tenemos derecho a recibir del gobierno información clara y objetiva, a fin de hacer efectivos nuestros derechos y cumplir con nuestras obligaciones de mejor manera”.

“Como servidores públicos tenemos el mismo reto que refería el gran poeta y escritor Pablo Neruda, cuando decía “que mientras más escribía, más difícil le era expresar su sentir”; luego entonces una escritura clara y eficaz representa un reto mayor en nuestra labor diaria como servidores de la sociedad”. (Caray, para expresar el sentir burocrático se requeriría permitir el uso de palabrotas y mentadas de madre. Ya me imagino un oficio que dijera, “no, ni madres, no está autorizado, váyase al carajo”…)

Termina la presentación de este manual diciendo: “Deseo que esta aportación sirva a todos para avanzar en ese gran sueño llamado México”.

Yo preferiría avanzar en la realidad de México y no con discursos sino con hechos, por ahí esa Secretaría tiene muchos entuertos y muy seguido se suman nuevos.

Y sí, hablando de lenguaje claro, no vale hacerse güeyes con las violaciones a las leyes. Lo que se entiende de su actuación es algo así como decir “si violó la ley, pero fue legal”

Total, así se habla en la burocracia, porque en el gobierno hay cosas normales que se pueden hacer, cosas normales que no se pueden hacer que si se pueden hacer y cosas extraordinarias que no se pueden, que no se pueden, y estas de la corrupción tolerada y encubierta son de las últimas. ¿No creen?

A la mejor en nuestras escuelas comenzará a enseñarse el gallego, uno nunca sabe que tan fortalecidas quedan las personas con la impunidad, así que empiezo a practicar usando la vieja gramática que me heredó mi madre, ella si, gallega decente.

O parvo de Xan, ninguén medra as os cretos embazar. Ainda podes te arrepentir.

Hasta la siguiente…

sábado, 22 de marzo de 2008

SI QUIERES QUE ALGO NO FUNCIONE, CREA UN COMITÉ.

Este principio no es privativo de las burocracias, también lo es de la vida política, del gobierno y de cualquier organización.

Generalmente, la participación de los ejecutivos en comités adolece de muchos vicios y en realidad las más de las veces sus miembros, burocráticamente, se presentan a discutir los temas de la agenda sin preparación previa y sin siquiera haber leído los documentos a discutir y deciden sobre asuntos de los que no tienen la menor idea.

Adicionalmente, las reuniones de comité distraen a los ejecutivos de sus funciones normales y suelen generar cargas adicionales de trabajo, por falta de atención oportuna.

Los comités suelen crearse cuando el ejecutivo que tiene a su cargo las atribuciones para resolver decide buscar la asesoría de un grupo de “expertos” que le apoyen para fundamentar sus decisiones.

En otras ocasiones, las propias leyes, reglamentos y normas formales depositan en comités las facultades ejecutivas o decisorias.

Dentro de las burocracias, obviamente, se abusa de los comités y de las “comisiones”, que suelen crear más embrollos en función de que tienen un mayor número de miembros.

Los comités toman siempre cierto tiempo para deliberar y decidir aunque de hecho, si se consulta a un número adecuado de expertos siempre se consigue la decisión que uno quiere.

Buscando consultar leyes y reglas sobre comités encontré interminables referencias en Internet, lo que me hizo recordar las épocas de Echeverría en las que ante cualquier problema, en el discurso, proponía la formación de algún comité o comisión para atender el problema y vaya que nos llenamos de comités inútiles.

Ya en la época actual seguimos teniendo tantos comités y tantas comisiones que es fácil imaginar porqué no logramos calidad, eficiencia y eficacia en la administración pública.

Hoy se intenta incorporar un modelo de empresa privada, se habla de la administración por resultados, pero se crean verdaderos frankestein al confundir la naturaleza de las cosas, el origen y la razón de ser de los organismos públicos.

La administración por resultados depende de la posibilidad real de fijar metas basadas en expectativas sustentadas y filtradas además por los factores de riesgo presentes en los procesos.

Para plantear las metas estratégicas y operativas de las entidades públicas, estas debieran tener una autonomía de gestión lógica con respecto al área en la que actúan, lo cual no existe.

Vamos, para jugar beisbol no me visto de futbolista y cargo un balón de básquet ball.

Créanme que es desesperante asistir a las reuniones de los comités directivos, juntas de gobierno, consejos de administración, etc. donde la crema y nata, a veces con leche, de los gurús en la materia del organismo, se reúnen para aprobar que la administración del mismo, realice las gestiones “pertinentes“ ante alguna de las dependencias llamadas globalizadoras para autorizar los asuntos presentados al máximo órgano de gobierno, que de máximo tiene auténticamente lo mínimo…

Esto quiere decir que, aunque los expertos hayan llegado a alguna conclusión, corresponderá a algún burócrata de menor nivel, decidir realmente qué si procede y qué no, girar la autorización, o poner los requisitos burocráticos necesarios para autorizar o aprobar el asunto.

Llevar una agenda para discusión de un comité, por otra parte, debe tomar en cuenta la Ley de Parkinson sobre los comités, que señala que el tiempo que un comité dedica a resolver cada asunto de la agenda es inversamente proporcional a su importancia; así los asuntos muy relevantes tomarán pocos minutos de atención, máxime si consideramos que los miembros del comité deberán confiar en las opiniones técnicas, pues ese tipo de asuntos son de los que no tienen ni idea.

Así conforme se tratan asuntos menos relevantes, la discusión se anima, si incluimos algún tema sobre etiqueta en la oficina, uniformes para los empleados, servicios de cafetería o compra de lápices, seguramente la discusión durará horas.

Razones, sólo una, de las cosas que conocemos si solemos discutir, de las que no, preferimos ser cautos, por lo menos y aún tomando en cuenta que podríamos aprender algo nuevo, preferimos simplemente darle trámite lo antes posible, aunque existan riesgos y puedan presentarse pérdidas.

Finalmente los recursos que están en juego en las burocracias, no son los propios de alguno o algunos de los miembros de esos comités, por ello no es un factor que importe demasiado.

Para poder hacer que un comité funcione y aporte a la organización algún valor agregado, sería necesario mantener un esquema de recompensas adecuado a los fines de esos grupos, de tal forma que el esfuerzo, la dedicación, el cuidado de los asuntos que ahí se traten, se vuelva consistente con los resultados esperados.

Desde luego que existen comités excepcionales que pueden mostrar excelentes resultados, pero la mayoría no lo son. Sin querer influenciar a nadie, lanzo el reto de que examinen los comités, comisiones o juntas directivas en las que participan y decidan por ustedes mismos si tal grupo debiera o no de existir, que valor agregado aporta, que efectividad muestra.

Si es de los excepcionales, enhorabuena, pero si no, por favor, quítenlo de en medio y ahorren tiempo, dinero y esfuerzos.

Fíjense que buscando mejorar este modesto blog, se me había ocurrido formar un comité editorial, para seleccionar qué sí publicar, corregir estilo y demás, pero como no se han puesto de acuerdo y ya llevo un retraso de una semana, he decidido disolverlo y en su honor publicar estas notas…

Hasta la próxima, ya sin comités.

jueves, 6 de marzo de 2008

HAY DE COLAS A COLAS

No sé si por haber perdido en nuestra evolución esa parte que ostentan todavía los mamíferos y que se le denomina rabo o cola, estemos condenados a tal fijación nosotros, los seres humanos. Me refiero a la falta de cola y digo que es fijación porque la asociamos a muchísimas cosas de la vida cotidiana.

Pero claro, hay de colas a colas.

De muchos funcionarios y burócratas hemos oído que “tienen cola que les pisen”, lo que quiere decir que en su momento siguieron el axioma político que asevera que el “que no transa, no avanza” o vivieron plenamente un año de Hidalgo de esos de fin de sexenio.

Ahora bien, en nuestro país no basta que se compruebe que la susodicha persona tiene cola que le pisen para que tenga alguna repercusión por sus actos, no, para nada, aquí se necesita que el acusado no tenga “palancas” o dicho de otra manera, que no goce de los privilegios de impunidad que suele dar el poder político.

Cuando entras a algún sitio y no cierras la puerta detrás de ti, te suelen increpar que “tienes la cola muy larga”, suponiendo que por esa razón no cierras la puerta tras de ti.

Pero de colas a colas, hoy es más famosa la guerra de las colas, que no se bien si se refiere a un pleito de refresqueras o a un concurso entre vedettes para ver quien tiene mejor… cirujano plástico.

No cabe duda, sin embargo, que la madre de todas las colas es precisamente la cola que no la tiene, donde a fuerzas o dicho en latín “ad- ovum”, tienes que chutarte horas de tu vida por ineficiencia, burocracia o por la estupidez organizativa o administrativa que impera en todos los ámbitos.

Claro que podemos considerar esos tiempos muertos como ofrendas (en señal de sacrificio) ante los dioses de la corrupción, de la improvisación y de la falta de criterio para resolver las cosas con eficacia.

Por otra parte, medirse por la cola es hacerlo al revés, utilizar cola para pegar ya es anacrónico y pegarle la cola al burro ya no interesa ni a los infantes retrasados.

Llegar con la cola entre las patas considera que estás al menos apenado o avergonzado por alguna causa.

Las mamás les hacen colitas en el cabello a las niñas y también les limpian la cola, no sé si cuando hacen “pis” o “pos”.

Cuando bailas mueves la colita (A ver, a ver, a mover la colita,…)

En matemáticas, las colas son un conjunto ordenado de datos o una estructura de datos con una secuencia de elementos (generalmente lineal) y la teoría de colas explica el comportamiento de las líneas de espera, (bueno, más o menos).

En algunas partes de Sudamérica existen concursos de colas, pero sólo ves puros traseros.

En los alcoholes destilados se desechan las colas y las puntas, que son alcoholes dañinos que se crean por efecto de la destilación.

Ir hasta atrás en la cola podría incluso ser un pleonasmo.

Bueno, a veces hacemos cola hasta para saludar a algún político o personaje renombrado o re-mentado como diría mi abuela.

Y también te tienes que formar para que te den la ostia.

Colarse en alguna parte es entrar sin hacer cola o sin tener boleto. Ser un colado es estar sin ser invitado.

Pero hacer 5 horas de Cuernavaca a México, sólo porque le urge a un burócrata mayor terminar su monstruo de solución al transporte en Insurgentes Sur, rompiéndole a colonias enteras la poca vialidad que tenían y terminando las cosas al ahí se va, sólo puede tomarse con resignación si no queremos terminar en el hospital con el hígado hecho trizas, con la úlcera perforada o con un episodio cardiaco peligroso.
Si el soporte de un paso de peatones quedó en el arroyo vehicular de x calle, pues cierra la calle, ¿no?, a quién demonios le interesa quienes pasan por ahí, que hagan cola en otro lado.

Y hay quien te dice: pero espera a que esté terminado, va a ahorrar mucho tiempo y eso, es una mentira del tamaño del planeta.

Sería verdad si los trazos de la Avenida Insurgentes hubieran sido planeados antaño o fueran regulares (Un amigo decía que no era la Avenida de los Insurgentes, sino la Insumida de los Avergentes), o si no existieran en Tlalpan la serie de callejones que atoran a cualquier vehículo mayor a un mini auto, o si se planearan los retornos conforme a los requerimientos de la población y no a los de algún influyente que de alguna manera pagó para tener su salida a modo.

Pero no, esta obra en algunas estaciones incluso es apoteóticamente estúpida, con pasos peatonales absurdos por su tamaño y longitud, para acceder a la estación del metrobus, que se supone es un transporte que apoya también a los incapacitados, que no se por donde subirán y bajarán con facilidad. Ya se que pondrán unos elevadores como de 1m2, pero alguien en silla de ruedas necesitará ser atleta para subir y bajar las rampas.

Para acceder a esas estaciones tienes que subir el equivalente a casi tres pisos y recorrer unas rampas de unos 150 0 200 metros. A la mejor es para el entrenamiento de nuestros atletas paralímpicos.

Para poner una de esas estaciones tuvieron que cambiar el sentido de una calle, habilitar una especie de tobogán en Insurgentes por los desniveles existentes y readaptar una estación para que se pudiera dar salida a todos los que bajaban antes por la calle que cambiaron de sentido.

Obvio, ya no les dio el ancho de calle requerido para no entorpecer el flujo vehicular y entonces ahí hoy día se hacen colas interminables. Otro tipo de colas ¿no?

Un pequeño callejón que la gente utiliza como retorno se ve obstruido por un mercado sobre ruedas todos los jueves, así que los que quieren retornar por Insurgentes usando ese callejón tardan unos 20 o 25 minutos en pasar en días normales y los jueves unos 30 o 35.

Si te metes por algún otro callejón para salir un poco más arriba y regresar, está peor pues son de doble sentido o no se respeta el sentido que marcan los señalamientos cuando los hay, claro. Se estacionan camiones, se estrechan las calles hasta quedar de un solo carril y si te toca alguien en contrario pues ya te fregaste.

Cuando llegas a la calle donde puedes atravesar haces otros 10 minutos para pasar porque se congestiona la avenida gracias a que donde pusieron su mamotreto de puente peatonal y acceso a la estación, la gente se cruza como puede por debajo, a riesgo de tener un accidente.

No es ingeniería, es sentido común. Pero aquí si es cierto que es el menos común de los sentidos. En muchos tramos de la vía principal tendrán que subsistir los autobuses o microbuses comunes y corrientes, por los trazos irregulares de calles y colonias en el área, con lo que se afectara la circulación.

Bueno, con decirles que el trazo del carril confinado es tan malo que de repente te topas con él porque pasa a ocupar el centro de la avenida, para dejar una vuelta a la izquierda dos cuadras adelante.

Si vieran que relajos se arman entre microbuses y autos para acomodarse a tal entuerto y eso que todavía no arrancan los metrobuses. Pero en fin, ya nos acostumbraremos y haremos la cola respectiva para tomar el carril adecuado.

Brillante la improvisación.

Yo no sé si el que hace esos puentes y pasos a desnivel con todo y rampas para peatones tiene cuates en el Gobierno, pero sí que le compraron metros y metros injustificables.

Lo peor es que esto pasa en la ciudad de México, donde como ustedes saben, todo, absolutamente todo, se hace bajo una acuciosa planeación, (¿o no le creen a nuestras autoridades?).

El otro día me decían que como era posible que los semáforos no estuvieran sincronizados y claro que lo están; se equivocan quienes creen que algo así se le pasara a las autoridades de tránsito, burocracia excelsa por sus procedimientos.
Fácilmente puede verse que el 80 o 90 % de los semáforos están sincronizados, si no ¿cómo le hacen para que te toque alto en cada uno de ellos?

Pues claro que están sincronizados en rojo, pero lo están ¿no?.

O que me dicen de la “atinada” asignación de policías para agilizar los cruceros. Creo que en cuanto tránsito detecta que un crucero es funcional, que permite un flujo adecuado de vehículos y peatones, inmediatamente le asigna uno, dos o hasta más policías que luego luego se ponen a jugar “nintendo” con los semáforos.

Así le dan 4 o 5 minutos a una de las calles contra unos 30 segundos a la otra; se esperan a que exista un buen número de peatones hechos bola en la esquina para darles paso.

Luego luego se ve la habilidad de los peatones experimentados que torean autos y camiones con destreza y llegan sanos y salvos al otro lado, pues es común que a medio camino se cambie la luz del semáforo de improviso, pescando a los inexpertos en el apuro de cruzar la calle.

Entonces ¿qué sería de nuestras vidas sin las colas? Te levantas y haces cola para el baño, a menos que tengas más de uno, en cuyo caso vivirás la experiencia hasta que salgas de casa.

En auto, cola para incorporarte a las avenidas principales, cola para dar vuelta. Cola en el estacionamiento, en el banco, en los restaurantes, en las oficinas, en todas partes, para pagar en el súper, para entrar al cine, para subirte a los juegos de Chapultepec o de Disneylandia o de cualquier parque de diversiones, es igual...Cola para comprarte un café de esos de moda.

Las colas son sinónimo de orden, de cierto orden, nada más, pero la verdad es que no debieran de existir salvo que fueran estrictamente necesarias.

Ir a la cola de una cola es todavía peor sobre todo en las “coleadas” (Juego infantil que consiste en una fila de niños tomados de la mano que corren jalándose unos a otros y dando de repente una o varias vueltas cerradas para que se haga un efecto de aceleración a lo largo de la cola).

Si vas hasta atrás, por el incremento de velocidad inercial que se va dando, puedes salir disparado a estrellarte contra lo primero que encuentres.
En fin, descargas de adrenalina.

Espero que no tengan que hacer cola hoy, pero si les toca piensen con indulgencia, tengan buen humor, ríanse de la situación, saluden a los policías de mi parte y denles recuerdos a la familia.

Una sonrisa a veces no basta, que sean dos, o generen una cola de sonrisas y despáchenlas una por una, para que duren todo el día.

Hasta la próxima