martes, 27 de mayo de 2008

¿VAS A SER PARTE DEL PROBLEMA O PARTE DE LA SOLUCIÓN?

Tuve un jefe por allá en el 85 que cuando me iba a plantear alguna situación problemática en la institución o un conflicto entre el personal, siempre me recibía con esas palabras, a lo que normalmente le contestaba: usted va a firmar o yo voy a firmar, porque partiendo de ahí, me daba cuenta no sólo de la naturaleza del problema, sino también de que tan complicado podía ser el solucionarlo.

Aclaro aquí que jamás me solicitó hacer algo indebido pues si por algo me tenía en la administración era para mantener en orden a la institución.

Y si, aprendí que uno puede ser parte del problema o no dependiendo de la actitud, del enfoque que damos al problema, de las alternativas que sea uno capaz de analizar o estudiar y de las formas como se interpretan las normas por las mentes burocráticas.

Los asuntos se complican en la burocracia porque de entrada existe un no: "no hay, no se puede, no tengo tiempo ahorita, no me corresponde, no está mi jefe y no puedo decidir, no hay forma de solucionarlo, no tengo autorización, no sea malito, pase con fulanito, no ve que ya voy a cerrar, vuelva mañana, no pos lo que usted quiere esta re difícil, no le entiendo, no habla claro"... y otros más que se me olvidan (ah, pues si, “no me acuerdo”).

Ser parte de la solución es más difícil, pues implica un primer esfuerzo para obtener un planteamiento adecuado del problema. Sabemos que las más de las veces si el planteamiento es erróneo, la solución también lo será.

Los planteamientos y en general diría que las solicitudes para atender un sinnúmero de asuntos, conllevan terribles suposiciones, inferencias, intenciones sesgadas y un alto grado de prejuicios que hacen que se compliquen.

Finalmente, en el gobierno y en cualquier organización diría yo, “hay cosas que se pueden, cosas que no se pueden que sí se pueden y cosas que no se pueden que no se pueden” , así que necesitamos afinar nuestra percepción para distinguir claramente cada una de ellas.

También puede uno aprender a leer en los discursos políticos el enfoque que se dio a un problema, las deficiencias de los planteamientos y por supuesto, de las soluciones.

Puede también analizarse el entramado de suposiciones que aparecen, los prejuicios, las limitaciones de la percepción humana tanto individual como grupal y las más de las veces las intenciones de quien nos está tratando de convencer con su discurso.

Apagar los motores de la emotividad, evitar caer en la cursilería ramplona, escuchar con atención las verdaderas pretensiones, medir el cinismo, la hipocresía, debieran ser habilidades en nosotros al escuchar a los políticos, al dialogar con los burócratas, sobre todo después de las primeras decepciones, pero sucede que no.

Sabemos por ejemplo que el "mañana se lo tengo" se convertirá en 5 o 6 días, pero lo aceptamos con la esperanza de que si esté. ¿Qué promesa de político se cumple? Quizá sólo aquellas que le benefician en lo personal.

Sabemos que están muy lejos de interesarse de verdad en la gente y sin embargo nos queda la esperanza de que esto no sea así; por más que la realidad nos muestra la mentira, pensamos de repente que si van a hacer lo que prometen.

En ese lenguaje tan rebuscado yo no sé si soy de “aquellos que apostaron a que el país regresara al siglo X a de C.” o de “aquellos que con su esfuerzo, dedicación y entrega ofrendaron lo mejor de si mismos en beneficio de la patria” o a la mejor soy de “quienes apostaron por un futuro sombrío, aunque la claridad del funcionario brille para asegurarnos que no, que estamos ante una crisis pasajera que resolveremos con la fortaleza que nos caracteríza?? y que ”aquellos que quieren ver derrotado a x, desconocen que la fuerza del estado está con los poderes legítimamente instaurados que ejercen obviamente los iluminados en turno”, “que el país está por sobre los intereses mezquinos y que el gobierno sólo trabaja por los más necesitados, llevándoles la certeza de que tendrán un futuro promisorio, que quedarán reivindicados, que la sociedad les pagará la deuda histórica que el país tiene con ellos; ¿qué más?, ¿qué más?. Ah sí, se me olvidaba, que no vayan a esperar que no suban los precios, que no haya carestía,…sobre eso sólo podemos apechugar.

Yo los invito a que tomen cualquier discurso de cualquier político y es lo mismo, es tan clara su obscuridad, tan obvio el lenguaje rebuscado, casi poético a veces, que se utiliza para enredar a quien escucha.

Vamos, a mi me gustaría que cuando se habla de aquellos que tal o cual, dijeran quienes son para cuidarnos por lo menos, o que hicieron o que sabe el político que nosotros no.

Bueno, sueño guajiro finalmente.

Un problema surge generalmente cuando no podemos alcanzar algún objetivo específico. Y sí, no cabe duda que tenemos ahí una situación problemática. Ahora bien, para plantearnos cuál es el problema concretamente, recurrimos a la identificación de obstáculos, esto es, al análisis de todos aquellos factores, hechos o eventos que impiden que lleguemos a nuestra meta.

Con base en ello elaboramos un planteamiento que suele enfocarse de una u otra manera a la eliminación o elusión de los obstáculos identificados.

Es por esta razón que resulta mucho más importante abrir nuestra percepción hacia las situaciones que obstaculizan alcanzar los objetivos que hacerlo hacia las personas que pensamos actúan como obstáculo.

Un planteamiento escrupulosamente elaborado, abriendo nuestra percepción sin prejuzgar hechos aparentes, permite solucionar mejor los problemas. Si fijamos la atención en personas y conductas como obstáculos, sólo obtendremos soluciones que traerán más problemas.

Por ello es que pido a los lectores que sin buscar descalificaciones estériles se cuiden de aquellos que utilizando los cargos que les fueron conferidos por la voluntad popular, lejos de corresponder con denodado entusiasmo entregándose en cuerpo, mente y alma a las labores indeclinables para salvaguardar los preclaros intereses de las fuerzas interactuantes de la dinámica nacional, buscando con toda objetividad servir a aquellos que sin poseer riquezas materiales inyectan con singular entusiasmo sus más anhelantes propósitos, generando las sinergias de desarrollo sustentable que se requieren y velando por las futuras generaciones que sin lugar a dudas heredaran el país que todos queremos…, se tomen algunos minutos más para reflexionar quienes son parte del problema y quienes de la solución.