jueves, 27 de diciembre de 2007

LA PUNTUALIDAD, ¿EXISTE EN LA BUROCRACIA?

En México, la puntualidad es un propósito jamás cumplido u otra mentira más del mexicano; ésta provocada por una percepción equivocada del tiempo. Socialmente aprendemos que citarnos a una hora implica llegar después.

Para hacer esperar a alguien 15 minutos le decimos, “un minutito, por favor” o ”un momentito” y los más osados “permítame un segundo” aunque utilicen 900 o mil.

Antes de que hubiera telefonía móvil, dejar plantado a alguien suponía que echara raíces, creciera y floreciera esperándonos en el mismo lugar mientras preparábamos la concebida disculpa que le ofreceríamos más tarde o al día siguiente. Hoy tenemos que improvisar rápido por los malditos celulares.

Hoy somos un poco más abiertos y en lugar de citarnos a una hora, mejor decimos “nos vemos como a las 3”, que puede ser eso, como a la una, a las dos y a las tres. Para otros compromisos, usamos el “Estoy tapado de chamba esta semana, que tal si nos hablamos la otra semana y ya quedamos en algo”, sin especificar, claro, a qué semana nos referimos.

Si de plano se nos olvidó el compromiso podríamos utilizar cualquiera de las siguientes:

 “Oye, ya iba para allá, pero me llamó mi jefe y ya sabes, no te podía hablar para avisarte”;
 “Me resbalé cuando iba saliendo y hasta ahorita recuperé el conocimiento, pero nos vemos la otra semana, ¿sale?”;
 “Se me poncho la llanta y no traía el gato, porque se lo presté a mi vecino y no me lo ha devuelto, pero llego en un ratito si me puedes esperar, si no te hablo luego y nos ponemos de acuerdo”;
 “Nos cayó un bomberazo y quieren la información para el rato, ya pedimos tortas y no creo que salgamos temprano”.
 Etc.etc.etc.etc.

En las bodas y ceremonias más o menos formales, sabemos de antemano que la hora que mencionan en las invitaciones jamás es real y dependiendo de la importancia del evento, de quienes serán los invitados de honor y demás, el aplazamiento puede ser de media hora o de mucho más, sobre todo si el invitado de honor es un alto funcionario del gobierno o un ejecutivo de una corporación, en cuyo caso cualquiera de éstos hará que todo mundo pierda al menos 1 hora.

Claro, se ocupa más tiempo si la novia resulta indecisa a la hora de salir a escena.

Llegar tarde obliga necesariamente a tener un catálogo de disculpas creíbles que se va depurando conforme crecemos para hacerlas más sofisticadas. ¿De verdad le creerían a un adolescente que les dice a sus padres que llegará a la diez cuando se fue a una fiesta?

El o la adolescente a esa edad, ya tiene un catálogo sofisticado de disculpas con el clásico “es que…”y no importa que tengan celular pues no los podremos localizar, ya que las compañías que dan ese servicio nunca tienen cobertura donde los chavos nos dijeron que estarían o bien se les acabó la pila o lo traían en vibrador porque estaban en el cine y siempre, siempre pasa algo extraordinario que no les permite llegar a tiempo.

A mí me educaron en una escuela que exigía puntualidad. Para todo y sobre todo era muy importante llegar a tiempo. “La puntualidad es el gran secreto del éxito… Notad que siempre son los mismos los que llegan tarde.”; versaban unos letreros ubicados estratégicamente en los principales accesos de la escuela.

Entenderán entonces que la puntualidad o la falta de ella son disparadores idóneos del estrés que me suele acompañar cuando tengo reuniones, citas, compromisos, etc., pues el ser puntual, el llegar a tiempo, el no quitarle el tiempo a otros me fue inculcado casi como parte de mi identidad, junto con la palabra de honor y el respeto a los demás y a mí mismo.

Al enfrentarme a la burocracia me di cuenta que el llegar a tiempo es por lo menos 10 minutos después, por el margen que dejan a los burócratas para considerarles su asistencia como puntual, pero puede ser más dependiendo del método que se utilice para este control; no obstante, la puntualidad no funciona así para la hora de la salida, como se puede constatar o comprobar con los registros de asistencia de cualquier entidad burocrática.

Es más, en algunas de ellas está prohibido salir tarde. El mandamiento aplicable sería “Nunca llegues tarde a la hora de la salida”, pero entre la hora de entrada y la de salida, procura pasártela bien y si es fuera de la oficina, mejor.

Son clásicos los muchos y variados pretextos para no llegar a tiempo, como múltiples los métodos para volverse lentos y hasta apáticos en las labores normales.

Llegué a creer que la impuntualidad y la burocracia iban de la mano, hasta que tuve la fortuna de trabajar para una compañía Sueca. La burocracia Sueca es una “burocracia puntual”, exageradamente puntual, todo en el trabajo tiene hora de inicio y hora de terminación.

Tienen una burocracia similar a la del resto de países del norte de Europa: Alemania, Dinamarca, Holanda, Noruega, Suiza, Inglaterra.

Hoy día Francia y España están adoptando la puntualidad también como un valor. En América: Canadá y el norte de los Estados Unidos también tienen burocracias puntuales.

Cuando viajé a Europa hace algunos años, me sorprendió la extrema puntualidad de los trenes, de los barcos, incluso de los autobuses y tranvías. Cuando alguien te cita a equis hora, ahí está; el comercio abre y cierra con el horario autorizado, puntualmente y la verdad, puede uno organizarse mejor en un ambiente de ese tipo, sin caer en rigideces, claro.

C. Northcote Parkinson en su libro La Ley de Parkinson, publicado en español en 1961 por editorial Ariel, promulgo la primera ley que tiene su nombre y afirma que "el trabajo se expande hasta llenar el tiempo disponible para que se termine".
En una burocracia, esto es motivado por dos factores: (1) Los Jefes quieren multiplicar sus áreas de influencia, con más subordinados, y (2) 'Las diferentes áreas o los diferentes jefes, se crean trabajo unos a otros.'

Dicho de otra forma, en una Burocracia trabajamos los unos para los otros y así sucesivamente.

Esta ley comprueba la expansión de las burocracias por el papeleo aunque en México se ampliaría por el tiempo extra y finalmente, el trabajo se expandiría hasta que no quedara más remedio que entregarlo, ¡porque tiempo hay, vamos!

En general, podríamos concluir que la burocracia asume también parámetros culturales de los países en que actúa y que la puntualidad está presente siempre en los países desarrollados

Cuando se requiere hacer las cosas en tiempos determinados aprendemos a llegar o empezar a tiempo y también a terminar y salir a tiempo.

Nuestra burocracia cree que extendiendo las horas de permanencia en la oficina se obtienen mejores resultados, cuando lógicamente es lo contrario; pero si se tiene que repetir un escrito ocho o nueve veces porque al Jefe se le ocurren cambios sintácticos o de forma, si tenemos que permanecer en la oficina esperando a que regrese de comer el mero mero, si tenemos que esperar después de la salida por si nos necesita el jefe, o la circunstancia que ustedes quieran, estamos fomentando la ineficiencia y la ineficacia.

Si a esto agregamos las justificaciones para no hacer las cosas, tenemos un resultado evidente.

Recuerdo hace algunos años, cuando estábamos instrumentando con verdadero sentido de urgencia, a toda velocidad, un cambio tecnológico importante a nivel nacional en una institución bancaria, en una instancia regional cuya información no se recibía oportunamente, encontramos el equipo de cómputo empacado y la “justificación” que recibimos no dejó de ser original, pues no lo habían ni siquiera desempacado por curiosidad, mucho menos conectado, o configurado y claro, no habían cargado la información necesaria del nuevo sistema porque “en las cajas del equipo había un letrero del fabricante, aparte del de este lado hacia arriba y el de frágil, que decía “abrase solo por personal autorizado””.

Aclaro que el gerente tenía instrucciones de verificar las instalaciones físicas, conectar los equipos y cargar la información del sistema, pero no sabía y tampoco se le ocurrió solicitar al área de cómputo su ayuda; simplemente dejó las cajas en un rincón hasta casi perder su trabajo; se salvó porque pudo recuperarse antes del vencimiento final programado; si no lo hubiera logrado, su destino estaba más que claro.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hijoles, yo iba a comentar algo, pero me llamo mi jefe, y pues no creo poder salir a tiempo para comentar algo.

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

TIP: La mejor fórmula para ser puntual es adelantar el reloj 15 o 20 minutos (de entrada), una o dos horas adicionales en temporada de lluvias y manifestaciones y dos o tres días en época de fiestas patrias y temporada navideña.

Muy buen artículo, por cierto.